MAD MAX, SALVAJES DE LA
AUTOPISTA, 1979
(MAD MAX) 88´ GEORGE MILLER
“Escucha, si sigo voy a acabar
como cualquiera de ellos, loco perdido.”
Max
Título que iniciaría una taquillera
franquicia y que además sentaría las bases del cine de tintes post
apocalípticos que tanto auge tendrían en la primera mitad de los ochenta. Mad
Max, portentosa forma de hacer cine sin dinero, es ante todo un excelente
decálogo de secuencias de persecuciones en la carretera caracterizadas por su
fisicidad y filmadas y montadas con un dinamismo y un vigor tal que hoy día
siguen siendo igual de actuales y efectivas.
Merece la
pena remarcar un diseño de producción que amparado en un exiguo presupuesto
(cuasi ridículo) logra conferir un look muy personal a la cinta, especialmente
en lo referente a los vehículos que aparecen en pantalla y en los múltiples tuneados
que estos presentan. Lo mismo sucede con el vestuario tanto de los propios
policias como de la banda de moteros, todo lo cual confiere a Mad Max una
personalidad propia y muy definida.
El papel
de Max es uno de los que encumbrarían a Mel Gibson como uno de los actores de acción
preferidos de los ochenta, siendo la cinta a su vez punta de lanza de un nuevo
subgénero protagonizado por mundos al borde del colapso donde impera la ley del
más fuerte.
ME GUSTA: Los golpes
de los especialistas duelen de verdad.
NO ME GUSTA: Miller es
bastante mejor filmando las secuencias de suspense y acción que cuándo toca
rodar escenas más pausadas.
FRASE RESUMEN: El
inicio de una leyenda de polvo y gasolina.
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