HASTA EL ÚLTIMO HOMBRE, 2016
(HACKSAW RIDGE) 139´ MEL
GIBSON
“Señor, permíteme salvar a uno más.”
Desmond Doss
Diez años después de su último trabajo detrás de
las cámaras y tras superar su propio infierno personal, Mel Gibson vuelve con
Hasta el último hombre a tratar varios de los temas recurrentes dentro de su filmografía
como director, el resultado, la constatación palpable que Gibson es un director
más que solvente.
Tras una primera parte digna aunque plagada de
clichés y situaciones manidas dentro del
cine de superación personal, la película nos adentra en el infierno de la toma
de un enclave estratégico por parte de las tropas norteamericanas en plena
Segunda Guerra Mundial, donde volvemos a ver tal como sucediera en Braveheart
una violencia real, descarnada, sin filtros de ningún tipo, pura barbarie pero filmada
con el talento narrativo de un grande. Es en esta segunda parte donde la cinta
alcanza sus más altas cotas tanto a nivel interpretativo como de puro cine, con
una banda sonora que hace acto de presencia en los momentos en los que tiene
que hacerlo y donde el uso de recursos como la cámara lenta se lleva a cabo con
inteligencia y sin forzar.
La película cierra con el testimonio real de varios
de los personajes que protagonizan la historia, logrando Gibson que lo que nos
cuenta Hasta el último hombre quede todavía más grabado a fuego en nuestra
retina, aunque eso era algo que ya habían logrado las angustiosas, emotivas y
salvajes secuencias mostradas con anterioridad.
ME GUSTA: Ver la
cámara narrar la barbarie de la guerra a lomos de los rifles.
NO ME
GUSTA: El abuso al que Andrew Garfield lleva su expresión de paleto, sobre todo
en la primera mitad de película.
FRASE RESUMEN: Para el
que todavía crea que hay algo de belleza visual en las guerras.