Para
el que esto escribe el mejor de los números de la película, un tema narrado
desde la sobriedad en la puesta en escena pero tremendamente efectivo. Un grupo
de reclusas cuentan cómo han llegado hasta prisión y lo hacen mezclando ironía,
sensualidad y fuerza a partes iguales.
Con
una coreografía sin excesivos adornos pero muy atinada con el estilo utilizado
en este número musical, Rob Marshall demuestra ser capaz de ofrecer espectáculo
sin necesidad de enormes fuegos de artificio, únicamente con unas rejas y dos
bailarines.
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