MUNICH, 2005
(MUNICH) 157´ STEVEN SPIELBERG
“Todos han muerto.”
Locutor televisión
Spielberg construye a partir de unos hechos reales
espeluznantes una excelente pieza cinematográfica que a pesar de flojear algo
en su último acto supone una sucesión de secuencias cuya construcción y montaje
mantienen en constante vilo al espectador, una obra cimentada en el suspense y
la tensión. No hay buenos ni malos, solo personajes que amparan la consecución
de sus objetivos en base a la violencia, creyendo todos y cada uno de ellos que
están en el bando de los justos. Cada uno de los asesinatos cometidos por el
grupo de hombres liderados por un solvente Eric Bana se erige en una secuencia
soberbia, dirigida con firmeza y garra, sin maniqueísmos y que logran agarrar
al espectador por las solapas y zarandearlo hasta dejarlo exhausto.
El director se sabe rodear de un grupo de
profesionales de primer nivel con los que está acostumbrado a trabajar. John
Williams como creador de la banda sonora, Janusz Kaminski encargándose de la
fotografía o Michael Kahn en la edición. Sin embargo es Rick Carter quien
gracias a un sobresaliente diseño de producción se lleva el mayor de los
elogios en el apartado técnico.
Una cinta dura, cruda, visceral e impactante, pero
lo que es más terrorífico de todo, real. Merece la pena alabar la objetividad
planteada por Spielberg a la hora de narrar la historia, máxime teniendo en
cuenta sus orígenes judíos.
ME GUSTA: Logra
encogerte no en una, sino en varias de sus secuencias, bestial.
NO ME GUSTA: Pierde
algo de fuelle entre los intervalos creados en la película, lo que sin embargo
no evita sea un título sobresaliente.
FRASE RESUMEN: Cuidado
con Spielberg cuándo se pone serio.
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