Tema
con el que arranca la película y que pone de manifiesto el estilo que predominará
en los números musicales que la conforman, a saber, una fotografía exquisita en
este caso apoyada en los tonos azules del local donde actúa Velma Kelly, una
planificación de la secuencia perfecta con una medición de los tiempos sin
fisuras y una combinación de lo que es el propio número musical con lo que está
aconteciendo paralelamente, en esta ocasión en casa de la otra protagonista,
Roxie Hart.
Un inicio que promete y que no defraudara a lo largo de las
diferentes actuaciones y coreografías mostradas a lo largo de la película, una carta
de presentación que nos pone sobre la pista de lo que es el Chicago de Bob Fosse y
Fred Ebb.
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