Nicole Kidman logró una fama
excesiva durante los años noventa y primera década del nuevo milenio a tenor de
sus capacidades interpretativas, las cuales han quedado aún más mermadas por la
obsesión de la actriz en someterse a constantes operaciones de cirugía estética
que han restado expresividad a su rostro además de finiquitar una belleza
natural plenamente refrescante. Su matrimonio (por llamarlo de alguna manera)
con el conocido actor Tom Cruise ayudó en buena parte a catapultarla al
estrellato, ya que con su marido rodaría Días de trueno (1990) o Un horizonte
muy lejano (1992) en sus inicios en Hollywood. Poco antes había participado en
la interesante Calma total (1989), que puede considerarse su primer papel
conocido. Como decíamos la actriz que siempre se declaraba australiana pero que
ahora sabemos nació en Hawai, participaría en los años noventa en títulos
más enfocados al cine de entretenimiento
como Batman forever (1995), El pacificador (1997) o Prácticamente magia (1998),
mientras que en los años siguientes se volcaría en trabajos más orientados a
demostrar casi obsesivamente su talento como actriz. De esta etapa son Los
otros (2001), Las horas (2002), Cold mountain (2003), Retrato de una obsesión
(2006) o Nine (2009). No podemos dejarnos en el camino el testamento fílmico de
Stanley Kubrick y por extensión la película que igualmente mataría el contrato,
perdón, matrimonio entre Kidman y Cruise, Eyes wide Shut (1999).
Pero vayamos mucho más atrás, en
los tiempos en que la intérprete lucia orgullosa una alocada melena rizada y
pelirroja y un rostro pizpireto repleto de pecas, para con sus juveniles
dieciséis años participar en Los bicivoladores (1983), una cinta de corte
familiar que no era más que una especie de publi reportaje sobre la moda del
momento, las bicicletas de tipo BMX. En ese sentido la película guarda ciertos
paralelismos con la más conocida Al filo del abismo (1989) con un jovencito y
oxigenado Christian Slater protagonizando una cinta donde las bicicletas eran
sustituidas por patinetes en plena eclosión de la moda skate. Como decíamos la
película combinaba el cine para todos los públicos con una trama policíaca de
malos y buenos en la que los jóvenes protagonistas se ven envueltos sin beberlo
ni comerlo. La cinta únicamente se recuerda por la participación de la Kidman,
y eso que posiblemente y dados los
nuevos aires que destila la actriz imagino no será plato de gusto que la
relacionen con un título de ese tipo. Aunque para el que esto escribe sigo
prefiriendo a la actriz de la primera etapa, natural en todos los sentidos
frente a esta nueva diva del cine que exuda artificialidad tanto fuera como
dentro de la pantalla.
LOS BICIVOLADORES (1983) |
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