Vidas
cruzadas aborda la rutina de unos personajes que se mueven en el extremo, de
manera que Altman introduce la cámara en sus relaciones mediante suaves movimientos
y largos planos dentro de la convivencia que tiene lugar entre las múltiples
parejas protagonistas. Es por esa razón que las secuencias de desnudos de la
película son plasmadas sin ningún tipo de artificialidad ni estudiados encuadres
que traten de ocultar la desnudez de los personajes. En ese sentido la
secuencia más recordada y celebrada es aquella que mostraba a una joven
Julianne Moore desnuda de cintura para abajo mientras que mantiene una
acalorada discusión con Matthew Modine, su marido en la ficción, a la vez que
trata de secar la falda que pretende vestir para la velada de esa misma noche.
Un momento que mostraba no solo el talento interpretativo de la actriz, sino
que dejaba patente que el tono pelirrojo del cabello de Julianne Moore era cien
por cien natural.
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